Intro
El dibujo o boceto de la obra es la forma primaria. No existe más que un papel en blanco, donde de a poco, van apareciendo unas líneas de ideas. Este primer cuerpo del dibujo es un gesto, un trazo abstracto y simplificado de algo que puede volverse mucho más complejo luego.
En el caso de Ana Alegría, ese trazo primario es su búsqueda, esa simplicidad del gesto que evoca una idea naciente. Es un fluir inconsciente que se hace visible como imagen. Sostener la inocencia es un acto de valentía, poner la atención en algo que parece no tener importancia para un mundo en crisis de ansiedad, es casi un remedio para nuestro tiempo. Los dibujos de Ana nos remiten a momentos efímeros, que son preciados justamente por durar apenas un instante. Recuerdos que se aferran a un papel para no irse del todo.
De la misma manera opera cuando compone una escena sobre tela. Un collage de elementos, recortes de la realidad que la rodea, se ven representados en su mínima expresión; las balaustradas de una escalera, un piso calcáreo, joyas, mates, fotos con su madre, flores, textiles, electrodomésticos, todos conviviendo en un mismo plano sin perspectivas y de escala surrealista. Son elementos que representan una intimidad diaria, que componen una historia doméstica.
Dentro de nuestra casa el mundo se parece mucho a lo que soñamos. Dentro de la obra de Ana, el mundo es ese espacio adentro, una mirada al entorno inmediato que evoca reflexión interior.
Hablar de un artista es hablar de su vida. Sus temas reflejan la experiencia humana que atraviesa. El caso de Ana hace evidente esto, pero de una forma abstracta. Su trabajo describe un sentir subjetivo de sucesos y momentos personales, descritos como un sueño más que como una realidad. Su biografía manifiesta emociones universales circunscritas a una historia de recuerdos velados, a manchas del destino personal que revelan misterios del mundo intangible.
Ana invita a jugar en su cuerpo de obra como quien despliega un mazo de cartas nuevas y quien descubre la naturaleza de su obra, penetra en el misterio de un arte de símbolos de infinitas combinaciones, donde lo abstracto reina para dar lugar al libre albedrío.
Georgina Valdez